El tema que a continuación vamos a tratar, lo consideramos bastante sensible y lo queremos hacer desde el máximo de los respetos. Sin embargo, tristemente tenemos que decir que es una realidad para nosotros los entrenadores de porteros. Una realidad que nos guste o no… tenemos que aceptarla.
¿PORQUÉ?
¡Exigimos calidad, pero no estamos dispuestos a pagar lo que vale!
Un mal de la sociedad. ¡Pero que no se nos olvide que nosotros somos parte de esa sociedad!
Cuando firmamos con un club, cuando hablamos con el director deportivo, cuando el padre que quiere apuntarse a nuestra escuela o campus nos llama… de las primeras preguntas que nos hacen es: ¿Qué formación tienes?
- Niveles de entrenador I,II,III
- Master especialista en el entrenamiento del portero por la RFEF
- Licenciado en ciencias de la actividad física y el deporte
- Cursos, Congresos, formaciones…
Esta formación no solo es dinero. Dinero que por cierto seguramente habrá salido de nuestro bolsillo. Estas formaciones implican de algo más valioso y que en la sociedad actual valoramos muy poco: TIEMPO.
Si los clubes, directores deportivos, entrenadores, padres… quieren entrenadores de porteros formados, entrenadores de porteros que entrenen con nivel que lo paguen. Y es que la calidad se paga. ¿Verdad? Pero tristemente en nuestro caso no es así.
Tenemos que escuchar frases como:
- No tenemos dinero.
- Buscamos a alguien que crea en el proyecto.
- Empezamos con esta cantidad y luego ya hablaremos.
- Es caro (padres)
- …
¿Y qué otra cosa más podemos hacer si no es aceptarlo? ¿Dejarlo? ¿Quemarnos? ¿Luchar a contracorriente?
Aceptarlo no es perder tu esencia, no es rebajarte, no es desmerecer tu propio tiempo… Aceptarlo es una opción inteligente que te va a definir como persona. Recuerda que: Nuestros actos nos definen como personas. Quedarnos en la crítica, en la queja, en el pensamiento de “es injusto” no nos hace crecer. En ese estado no se produce ningún cambio, no se obtiene ninguna mejora. Lo único que se potencia es ese estado de “amargura” que poco a poco te aseguramos que, acabará contigo y con esa ilusión que te genera entrenar a porteros.
Esta situación que se te genera, no es más que una situación en la cual tu club y tu os encontráis “enfrentados”. Es decir, con posturas opuestas y necesidades aparentemente diferentes.
De ahí surge la necesidad de realizar ajustes y cambios para que vuestras posturas sean compatibles. Dichos ajustes pueden suponer que una o ambas partes no estén de acuerdo, lo cual puede derivar en un “enquistamiento”.
Cuando esta situación se te genere, expon tu postura. Explica tus circunstancias, da tu opinión, di lo que piensas/opinas, lucha por lo tuyo, por lo que creas que te corresponde, por el “precio” que creas que vales (profesionalidad, calidad, formación, tiempo dedicado)… Pero ojo, no desde la fuerza, agresividad verbal, razón absoluta queriendo hacer ver y entender que tienes la verdad y razón absoluta. Seguramente tengas razón pero, leer estas situaciones con inteligencia y desde la perspectiva te puede hacer ganar puntos.
Resolver conflictos, más que tener que ver con la razón, tiene que ver con la aceptación. Aceptación entendida aquí de manera muy diferente de la Resignación. Resignarse significa dejarse llevar por los acontecimientos evitando toda posibilidad de resolución y dándose por vencido: No quiero hablar con el club. ¿Para qué? Si no voy a conseguir nada…
¡Lo que importa es canalizar adecuadamente esas emociones que poco a poco van surgiendo y son difíciles!
Ante el hecho de que entrenar nos cueste dinero ó que el club nos ofrezca un contrato igual o a la baja, es posible que la mayoría de nosotros sintamos insatisfacción. Pero en esto hay que ver como juega el factor “expectativa previa”.
La expectativa que tenemos acerca de una experiencia, marca irrevocablemente la lectura que haremos a posteriori de la misma. Y siempre tenemos expectativas, otra cosa es que nos aferremos y apeguemos demasiado a ellas o que las dejemos pasar con una actitud más “mindfulnes”.
EJEMPLO:
Llevamos todo el año trabajando, dando calidad a nuestros porteros, haciendo que los porteros del club mejoren con su consecuente beneficio para el club… Llega la hora del nuevo contrato y:
- No nos mejoran.
- Nos ofrecen lo mismo.
- Nuestra situación profesional en el club no varia.
- …
Es aquí donde nos nace la insatisfacción. ¿Es justa esa situación? ¡Seguramente no!
En la medida en que nos apeguemos a una expectativa y la realidad nos devuelva lo contrario respecto a lo que teníamos previamente imaginado, es posible que nos surja la “insatisfacción”.
Sin embargo, es en este mismo momento cuando podemos decidir si quedarnos en esa emoción o darnos cuenta de que simplemente esa emoción está siendo producida por una expectativa de nuestra propia ambición.
La ambición no es mala en sí ya que nos permite proponernos metas, incluso difíciles de conseguir, y en muchas ocasiones lograrlas:
- Conseguir dedicarte profesionalmente al fútbol…
- Crear tus propia escuela de porteros…
- Ir poco a poco formándote…
¡Sin la ambición probablemente, no habrías conseguido nada de lo que tienes ahora a nivel deportivo!
La cuestión está en tomar consciencia de que tenemos una ambición y que, simple y llanamente, lo que hemos hecho hasta el momento no ha sido suficiente como para satisfacerla a todos los efectos.
Desde este nuevo punto de vista o perspectiva, la atención entonces puede pasar a qué hacer de nuevo para lograr lo que nos proponemos. Tomando consciencia de ello quizá canalizaremos mejor esa “insatisfacción inicial” en una ambición constructiva y positiva hacia el logro de nuevos resultados o hacia el desarrollo de los recursos y habilidades necesarias para lograr eso que tanto nos gusta: Entrenar a porteros. Y que además, disfrutemos de ello en todas sus vertientes.